"Todo tiene una razón, todo es todo lo que suceda, suceda lo que suceda, todo lo que sucede tiene una razón." Gilles Deleuze Mercedes Laguens rescata estas palabras de Deleuze, que son en sí mismas un pliegue o un bucle. El pliegue es la pintura y también la vivencia. La pintura por sí sola no existe porque, siendo artificio, es pura experiencia y se pliega con ella. Mercedes Laguens nos habla de la pintura, de su historia, de los pliegues y drapeados, de la gorguera blanca sobre fondo negro de los retratos barrocos, del “pañuelo-origami” en la cabeza de La mujer joven con jarro de agua de Vermeer, artista que siempre tiene presente M. Laguens por su espacio luminoso, por el color. También nos recuerda que la pintura es tiempo y espacio que evoca el hacer continuado y, cómo no, también evoca el pliegue. Y pliega su nombre en su inicial, la eme, y al hacerlo se pinta en plano plegado. Y desplegando nos lanza un reto: lo que vemos no es imagen, es mirada; ya que es la mirada lo que da el tono, el criterio con el que se mira. Y como todo pliegue, lo que empieza vuelve en el final. Por tanto otra cita, esta vez de la propia pintora: Envolver, empaquetar, abrir, desplegar, desdoblar; el tiempo es una masa elástica de pliegues cocidos de pasta brisa.