“Ignoramos nuestra verdadera estatura hasta que nos ponemos en pie” Emily Dickinson El proyecto pretende profundizar en la capacidad de convencimiento que tienen las palabras, en el poder y la magia del texto en la acción: comer las palabras para convencer, para transformar la incapacidad en capacidad, la negación en creación. La acción contó con mujeres de un grupo de lectura de Binissalem, su participación fue importante para el proyecto, protagonistas de la acción, sus paquetes horneados se expusieron en peanas como esculturas junto con las de la autora. La acción consistió en escribir con tinta comestible en placas de pasta brisa una lista de frases que describen situaciones reales de frustración, incapacidad, limitación, negación... y tras ello la frase “Soy capaz”, cerradas y plegadas como pequeños paquetes esculturas y horneados después para ser comidos. El proyecto lo forma también una gran caja con galletas con el texto “Soy capaz” para todas las “Alicias” que necesiten confianza y fe en sus capacidades que les permita abrir puertas: de las palabras escritas, leídas y comidas a la acción que nos hace capaces. Un libro colgado de un cable de acero cruza la sala y muestra las fotos del proceso. Manos, manos, manos, no caras, solo manos amasando, las manos de las mujeres amasando. La palabra dicha, la palabra escrita, la palabra comida, la palabra creída.