Tierra de nadie es el lugar donde se representa el instante, lo que nos envuelve, lo que vemos y lo que está más escondido, es ese espacio vacío que nadie ni nada ocupa, el espacio de todos donde todo puede ser, el espacio que aparece detrás de lo aparente, lo que se encuentra tras lo visible, el lugar donde surgen todas las pre- guntas sin respuesta y donde, como en un es- pacio teatral vacío y sin fondo, se representan los enigmas, las mismas y eternas preguntas. Justo antes de que no esté, flor pétrea, entre el amor y el pétalo transparente, translúcido, lujoso, ese instante de fugacidad, esa perplejidad ante ese ya no estará. El humus como aroma, humus de la memoria. El cuadro como escenario, tierra de nadie, algo aparece casi indefinido allí, tras el telón, en ese espacio vacío, al otro lado ¿algo vegetal? ¿el humus de la memoria? El telón se abre o se cierra, como un sudario separa lo real de lo irreal, cortina de cal en un jardín de escenas de lo que ha de venir, cortina que cae para ver lo que hay después. El telón de nuestro escenario más profundo, donde nos preguntamos las mismas eternas preguntas sin respuesta, nuestra vida es un argumento.El mundo que fue se dejaba ver, teatro transparente. Entre Montserrat y los Monegros. La memoria de aquellos paisajes de nada, montañas, piedras, lomas, montículos, austeros desiertos donde pasea la nada, viene ahora como flor, flor pétrea, pétalos de piedra, huellas en la memoria, de piedra a pétalo, la memoria como aroma, humus de la memoria.